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Rvdmo. Carlos López Lozano Obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal |
Un año más nos disponemos a celebrar los cultos
ecuménicos, auspiciados por el Consejo Mundial de las Iglesias y el Pontificio
Consejo para la Unidad de los Cristianos.
Para la Iglesia Española
Reformada Episcopal (Comunión Anglicana) es una ocasión de confraternización
con las demás denominaciones cristianas que debe llamarnos a la oración,
reflexión y comprensión del significado profundo que representa para la
sociedad actual y para todo el mundo el hecho de ser cristianos o de llevar Su
Palabra a la humanidad.
No podemos evitar, y no será fácil en el futuro, que
las distintas formas de entender el mensaje de Cristo sean obstáculo
para converger en una sola Iglesia visible. Muchos son los motivos
que poco a poco nos han ido separando pero también es indudable que el
reconocimiento de que Cristo es el Hijo de Dios, Dios mismo, y que en los
Evangelios se encuentra todo lo que el Señor nos enseña para nuestra redención
deberán ser las claves futuras de esa unidad, pese a los siglos de separación y
de tradiciones distintas, que pesan demasiado en nuestras respectivas
historias.
El texto bíblico elegido este año es el siguiente:
(Miqueas 6, 6-8)
¿Con qué me presentaré al Señor y
me postraré ante el Dios de lo alto? Me presentaré ante él con
holocaustos, con novillos que tengan un año. ¿Agradarán al Señor miles de
carneros? ¿Le complacerán diez mil ríos de aceite? ¿Le entregaré mi
primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por mi pecado? Se te
ha hecho conocer lo que está bien, lo que el Señor exige de ti, ser
mortal: tan sólo respetar el derecho, practicar con amor la
misericordia y caminar humildemente con tu Dios.
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
Como todos saben El Libro de Miqueas pertenece
a la tradición literaria de la
profecía. En el centro de su mensaje se sitúa el oráculo
del juicio. El libro se desarrolla en tres partes que nos van llevando
desde el juicio en general (cap. 1-3), a la proclamación de la salvación
(cap. 4-5), y después al juicio en sentido estricto y a la celebración de
la salvación (cap. 6-7). En la primera parte, Miqueas critica con dureza a
los que tienen autoridad, tanto política como religiosa, por abusar de su
poder y robar a los pobres: “arrancáis la piel a la gente” (3,2), y
“juzgan por soborno” (3,11). En la segunda parte del libro, Miqueas
exhorta al pueblo a peregrinar “al monte del Señor... Él nos indicará sus
caminos y nosotros iremos por sus sendas” (4,2). En la tercera parte se
revela el juicio de Dios acompañado por una llamada a aguardar con
esperanza la salvación, con fe en Dios que “perdona el pecado y pasa
por alto... las culpas” (7, 18). Esta esperanza se concreta en el Mesías,
que será la “la paz” (5,4), y que saldrá de Belén para llevar la salvación
“hasta los confines mismos de la tierra” (5,3). Finalmente, Miqueas llama
a todas las naciones a caminar en esta peregrinación para compartir la
justicia y la paz que es la salvación.
Quisiera como obispo de la IERE, recomendarles a
todos, reflexionar sobre este texto en los diferentes actos en que participen,
y que hagan hincapié en las oraciones por aquellos que en la situación
económica en la que vivimos están padeciendo tanto. Como cristianos no podemos
olvidar a estos hermanos. El camino para seguir a Cristo se basa en la
justicia, la misericordia y la
humildad. No podremos plantearnos nunca la unidad desde
parámetros distintos. Como dice San Pablo en Gálatas 3, '' En Cristo Jesús,
todos sois uno '' y esos tres principios deben ser las marcas de ese camino.
No es bueno que alguna de las iglesias que conforman
este Cuerpo de Cristo, hoy partido, pretendiera arrogarse una supremacía
artificial, y sí que nos reconozcamos unos a otros en la plenitud de la
comunión con Cristo, ser todos miembros de Jesús, nuestro Señor.
Que el Señor en su inmensa misericordia sepa
perdonar a quienes de forma consciente impiden este camino de oración y
reflexión, de reconocimiento mutuo en igualdad y fe en Cristo, para que sea el
principio de la unidad de los cristianos.
+Carlos López Lozano
Obispo en Madrid
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